La mansión se estremece con una presencia maligna, el viento corre con furia mientras suena el eco de una risa familiar para los dementes. Una silueta oscura como la noche hace acto de aparición en la entrada, riendo victoriosa, comienza a caminar hacia los habitantes de la enorme edificación. La figura ni se inmuta ante las amenazas y ataques de aquellos a quien enfrente, simplemente camina con tranquilidad para encarar a aquel que tiene más cerca. Uno a uno, cada demente es atravesado por la maligna sombra, siendo despojado de sus poderes y habilidades. Pronto, todos los dementes, no son más poderosos que un simple